Advertencia

"Las personas que intenten descubrir motivo en esta narración serán enjuiciadas; las personas que intenten hallarle moraleja, serán desterradas; las personas que intenten hallarle una trama, serán fusiladas. "
Mark Twain

jueves, 25 de septiembre de 2008

El Otro

Querida señora. Yo sé que usted no me conoce, pero hoy eso no importa. Ni le importa a usted, porque solo soy una caligrafía cruda que no logra conectar con una cara. Mejor así, diría yo. Le escribo para contarle, porque los del saco y el sobre llegan siempre tarde. Creo que los verá en dos o tres días. A mí me gusta adelantarme, porque entonces usted no va a llorar cuando los vea y me voy a sentir mejor. Su esposo se va a morir. Le van a decir que la guerra, sirvió a su país y mucho honor, todos estamos muy orgullosos porque demostró ser un hijo de la Patria. ¿Usted no cree en la Patria, verdad que no señora? Que fue una bala a medio combate, como un héroe y hasta la medalla le traemos. Pero no les guarde rencor, ellos no saben nada y lo hacen de verdad, se lo digo que de veras creen. Es que ellos no los conocen a ustedes. Si supieran, tal vez harían esto conmigo, pero no sé. Ustedes son felices, ¿verdad que sí señora? Su esposo le lleva el desayuno los domingos, a veces se acuestan juntos a oír la lluvia y él improvisa sonetos en su oído. ¿Verdad que le agarran unas cosquillas abajito de la rodilla? Sí, señora, yo la he visto. O cuando están los dos a oscuras, hablándose con las manos sobre sus cuerpos desnudos. Ustedes de veras que hacen el amor. De veras señora, y puede tomarlo como cumplido. Ve como también soy amable. A mí me gusta verlos, no se asuste señora, es un pasatiempo inocente. Antes me costaba más, pero cuando supe que iban a construir tuve tiempo para buscar casa. Señora, es por amor, se lo digo. Yo la usted la amo como nadie podría, créame. Cuando usted y su esposo ven a Robertito dormir a mí me agarra algo por debajo del hígado y me dan ganas de matarlo para poder abrazarla a usted. Si conociera mi amor no me podría culpar, señora. Es que yo ya lo pensé y no hay otra manera. Porque ustedes se aman, yo lo sé porque sus mejillas todavía se sonrojan señora, y él todavía sonríe de verdad. Pero tengo que matarlo y se lo digo así plano para que no se asuste. Confíe en mí, señora. Por eso le escribo esto, porque los del saco y el sobre van a llegar a darle el abrazo frío y lo siento mucho porque sirvió como un hombre. Yo la puedo abrazar de verdad, por si ocupa calor humano. No me culpe señora, ni los culpe a ellos que no saben nada, porque en la guerra se mueren muchos y uno menos no hará falta. Yo estoy aquí, por eso le dejé esta carta debajo de la puerta, porque yo sé que usted entiende si le explico todo. Yo la amo señora, la amo a muerte. Y usted me tiene que amar a mí, solo a mí. Es para que no llore, de verdad. Porque hablando se entiende la gente. Yo sé que usted es una dama y va a entender. Gracias señora, ya sabe que cuenta conmigo si ocupa un abrazo. Ah y casi se me olvida, no se encariñe demasiado con Robertito, que las casas de hoy en día son un peligro para chiquillos como él.

4 comentarios:

Camila dijo...

me gusta me gusta

CATA dijo...

¿Usted no cree en la Patria, verdad que no señora?

pegó. demasiado.

Rodolfo dijo...

leerlo fue bueno. muy bueno.

Unknown dijo...
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