nada.
Cero palabras.
Quiero dejar el resto de la página en blanco.
Porque es más lindo así.
Tener que pensarte.
Forzarme,
no a buscarte palabras,
sino a pensarte.
No quiero escribirte.
Quiero dedicarte insomnios,
poemas que recuerdo,
momentos que podría fotografiar,
historias ajenas.
Quiero hincarte los dientes.
Enseñarte como a los niños,
con las manos y el ejemplo.
Quiero jugar a entomólogo
y a curioso
y tal vez aprendernos una anatomía primera.
Tal vez otra madrugada,
te escriba lo que llevo semanas guardando.
Hoy sólo quiero soñarte.