Advertencia

"Las personas que intenten descubrir motivo en esta narración serán enjuiciadas; las personas que intenten hallarle moraleja, serán desterradas; las personas que intenten hallarle una trama, serán fusiladas. "
Mark Twain

lunes, 27 de abril de 2009

Lección Número Dos

El ping pong es un deporte relativamente sencillo. Dame que te doy, viene y va ese universo blanco de un lado a otro de la red. Paleta Uno. Paleta Dos. Una Mesa. La Red. Punto. (Y la blanca). Yo soy bueno jugando esta base, este modelo primitivo. Entonces la chavala agarra la Paleta Uno (o la Dos, total es lo mismo) y me dedico a pasar la pelotita blanca, dejarla picando en su lado y esperar que regrese para otra vez devolverla. Así crecí yo, chiquitos todos de buenas intenciones, nada de esconder nada, las cosas de frente como en Julio Verne y Louise M. Alcott y Stevenson.

Doble cachetada y patada en la espinilla. Bienvenido al Siglo XXI.

Aquí toca leerse todo el manual. Si usted pensaba eso de hablar las cosas como son, pregúntele a Andrés López como le va con eso. El réferi se planta al lado de la red, se lleva el silbato a la boca y de pronto uno se da cuenta que la paleta se agarra de otra manera, que tiene que pegarle a la bola a cierta distancia de la mesa, que no se le puede pegar muy fuerte, que la conversación no es permitida a medio juego y muchos otros ques.

Aprendé a jugar muchacho. O te vas a competir en la Liga del Mango.

martes, 21 de abril de 2009

Lección Número Uno

Tal vez lo hacemos por el mariposeo a medio intestino. O la certeza de no saber. La certeza de que es lo único que no sabemos. Todo lo demás es predecible. El terremoto cada par de años, las muelas saliendo a los veinte meses, el ciclo del agua, la agenda mediática. Para todo hay variable y solución.

Pero esto es tirarse sin arnés. Como los machos, nada duele. No muestre el hambre López. Pero, y si se siente? Y si es un ardor retorciéndose en la espalda? O trenes zumbando el estómago? Tal vez lo hacemos por eso, la sensación de vacío, la brevísima inseguridad, el juego hermoso y eterno.

Tal vez lo hacemos por la duda, madre generosa, cisne potente, capullo.

Pero siempre, aunque sea al final, hay que abrir la tapa. Cabrón de Schrödinger.

domingo, 19 de abril de 2009

Los papeles

"You may say I'm a dreamer.
but I'm not the only one.
I hope someday you will join us,
and the world will be as one"
John Lennon.

"Do you believe in rock n roll,
Can music save your mortal soul,
And can you teach me how to dance real slow?"
Don McLean
Papá me entregó unos papeles y un lapicero. Eran formularios de entrada a la Universidad del Sur. Uno rojo y otro verde. También un panfleto. "Llénelos en la noche y déjelos en la mesa de la cocina, mijo. En la mañana me los llevo. Ahí esta su futuro asegurado" me dijo y cerró la puerta de mi cuarto.

Eso fue hace como cuatro horas. Ahora mi reloj de bolsillo marca las 11.48 p.m. Los papeles siguen sobre el escritorio, les puse encima una miniatura de microbús Volkswagen para que el viento no los vuele. El lapicero lo guardé y saqué la pluma que me regaló el abuelo. Si voy a hacerlo, que al menos sea bien hecho.

Leí un par de veces los papeles. La carrera dura cuatro años y salgo con un cartón de papel muy lindo que dice que soy Licenciado. Tal vez hasta apretón de manos con algún vicerrector. El panfleto explicaba con palabras de domingo las ventajas de un título de la Universidad del Sur, reconocido en ochenta y cuatro países del mundo civilizado y que me pondría en ventaja sobre todos los otros millones de pobres diablos que con costos sacaron bachillerato. Tentador.

Los espacios para llenar eran cosas superfluas. Nombre, apellido, dirección de residencia, número telefónico, estado civil, y cosas así. Yo pensé que una Universidad solicitaría datos relevantes, que dijeran sobre cada cual. Que sé yo, color favorito, qué cambiaría del mundo si pudiera, cuáles libros o películas han marcado su vida, qué piensa del uso de condones, cuántas mascotas ha tenido en su vida. Algo de verdad.

Boca arriba, en la cama, repaso mis opciones. Plan A: llenar los papeles de papá, dejarlos sobre la mesa de la cocina, pasar cuatro años estudiando y tener una bonita vida con una casa en el Barrio Longina y un Ford del año. Plan B: partirlos en cuatro pedazos simétricos, botarlos al basurero y decirle en la mañana a Papá que quiero ser piloto de aviones o domador de leones en un circo. Sostener la lucha por un par de meses y ver qué pasa. Hay otros planes pero siguen en borrador.

Una opción sería fugarme. Hoy mismo, en la madrugada. Una carta a Susana para explicarle mi aparente huida (emancipación, diría yo, pero cuidado con los eufemismos), otra al padrino para que sepa donde estoy, unos papeles a Papá y mamá explicándoles. Tendría que meter los libros de Cortázar al maletín, el ajedrez de viaje, un cortauñas y un par de poemarios. Neruda, Gutiérrez y Vallejo, tal vez. Whitman podría ser.

12.25 a.m. dice el reloj. Tiene una cadena de plata, medio opaca por los años. Dicen que Tesla usaba uno similar. Las madrugadas son mi parte favorita del día porque uno decide qué suena. Abro el tocadiscos y pongo "Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band". No hay nada mejor. Es por lo menos una hora de tranquilidad antes de tener que enfrentarme a los arrogantes papeles sobre mi escritorio.

Lo jodido es tener que decidir ya. Tengo menos de 20 años y ya me piden que decida que hacer el resto de mi vida. Si me preguntan ya, digo: "Quiero cambiar el mundo". Estudiar periodismo y reportear la crueldad de la guerra o el abandono en que el Gobierno tiene los precarios. Quiero entrar a Medicina y unirme a Médicos sin Fronteras. Quiero ser biólogo y salvar las focas del Ártico. Quiero ser fraile y construir un albergue para mendigos en San José Centro. Quiero ser yo y plantar un árbol cada día.

O solo soñar que se puede hacer algo y hacerlo. Yo fui catalizado por libros y canciones y películas. "Words and ideas can change the world" dijo John Keating en Dead Poets Society. "Dream on" canta Aerosmith. Y así Bob Dylan, Eternal Sunshine of the Spotless Mind, Mark Twain, José Capmany, Saint-Exúpery.

Si mamá entrara al cuarto y me encuentra despierto, probablemente se enoje. Yo le diría entonces que ya soy adulto, que puedo elegir y ella diría que es algo de salud, que el cuerpo necesita sus ocho horas. Nadie me permite hacer mi elección, vivir de noche. Hoy tengo la excusa de Papá y sus papeles, pero mañana?

Será que mi generación no cumplió? Todos acabamos el colegio y encontramos una única salida real: llenar un papel verde y otro rojo y entregarlos en una ventanilla de la Universidad. No hay salida. Conozco una chavala que quiere ser fotógrafa, pero estudia Contaduría Pública. Un niño de quince años que conocí pensaba formar su banda y recorrer el mundo. Su papá dice que será ingeniero. Una amiga quería ser actriz pero ahora estudia psicología.

También son épocas difíciles. Woodstock fue hace tantos años. El Mayo Francés fue algo tan volatil que apenas nos llegan rumores a nosotros. Esta década del 2000 se siente medio vacía. Se murió James Brown. Se murió Celia Cruz. Discovery Kids ya no enseña nada. San Francisco ya no es un enorme jardín. El Boom se llevó sus autores a otro lado. Ismael Serrano canta "Papá cuéntame otra vez", porque solo nos queda vivir de esas historias.

Ya no me fijo al reloj. Deben ser la una y cincuenta y sus agujas parecerán una sonrisa. Y yo? Mi cuarto está lleno de miniaturas de aviones, de excelentes libros de autores de los siglos anteriores. Tengo el tocadiscos, la guitarra que apenas sé tocar, la fotografía de Einstein, la ventanota que deja pasar el aire de la madrugada. Los papeles también están ahí. Yo sé que están.

La lealtad al sueño es difícil. Soy fan del Barcelona de España, canto con fervor el Himno Nacional y jamás estaría con otra que no fuera Susana. Pero nadie conspira para que renuncie a eso. Pero mi sueño lo ataca Papá, las tías que murmuran contra mí en los almuerzos del domingo, los amigos de mamá que dicen: "Qué desperdicio, muchacho. Todos los muchachos de su edad deberían entrar a una buena Universidad". Es el mundo volcado contra uno.

Casi las tres. 2.56 a.m. en el de bolsillo. Que sería serme leal? Abandondar familia y amigos y darle vueltas al mundo en la cabina de un avión? Domar leones en un circo turco o ecuatoriano? Doy vueltas en mi cama para desperezarme. Me levanto. Abro las ventanas totalmente. Mi cuarto está en un segundo piso y veo los porós florecidos en la otra acera. Sgt Pepper terminó hace rato. Pongo algo de Sabina. También pudo haber sido Serrat, por aquello de las opciones.

Me siento en el escritorio, frente a los papeles. Levanto la microbús, uno de mis sueños frustrados de chiquillo. También había soñado con ser pirata de un barco de velas blancas. Y quería ser hijo de Mufasa. Pero era hijo de Papá y él me había dado unos papeles de la Universidad para que los llenara.

Es tan común eso del padre matando el sueño del hijo. Sé de un poeta brutalmente bueno que tuvo que usar de seudónimo un apellido polaco para que su papá no supiera que escribía. Y muchos más. "No seas tonto, la pintura es para morirse de hambre". "Un trovador no gana plata". Mi reloj dice que son casi las cuatro de la mañana. Papá no me perdonará si no dejo los papeles en la cocina.

Primero el rojo. Todos los datos personales y biográficos del caso. No sabía que una Universidad necesitara mi tipo de sangre ni operaciones recientes. Cosas del seguro, tal vez. Ahora el verde. Y si lo hago personalizado? Nombre: Hamlet No está mal. Apellido: Sawyer de la Mancha. Residencia: Gondor. El Estado Civil en blanco. Para el número telefónico la placa de mi soñado Volkswager. Vamos bien. Primer opción: Piloto de Aviones. Segunda Opción: Domador de Leones. No tengo idea en cual recinto darán esas carreras. Sede: Macondo. Un par de datos más y quedaron listos los papeles.

Bajo a la cocina a dejarlos. Papá los encontrará en la mañana.

martes, 14 de abril de 2009

Experemente

Este es en experemente. La edee es escreber sele esende le vecel e. Ne estey segere de qee se besce, sele me centente cen seber qee en elgen leger del mende se hece elge pere resesterse el lengeeje. Le berecrecee del edeeme se ve e treger le leteretere. Ne le permetemes.