Advertencia

"Las personas que intenten descubrir motivo en esta narración serán enjuiciadas; las personas que intenten hallarle moraleja, serán desterradas; las personas que intenten hallarle una trama, serán fusiladas. "
Mark Twain

miércoles, 15 de octubre de 2008

El Bus de la Ruta 7

"Cuando no estamos en la una, estamos en la otra."
Miguel de Cervantes Saavedra

Corro en medias por la casa, sin atreverme a franquear la puerta de la cocina porque afuera está el viento silbando, las guirnaldas con lucecitas de colores y ella con su sombrilla púrpura. Pita la cafetera y ese jadeo familiar me reconforta, me hace olvidar su cara cercana y retomo el trote por los pasillos oscuros, tan calientes que me apena pensar en salir. Ella está de pie con los libros en la mano, esperando con sus ojos azules algo que no sabe que espera, mientras yo valoro el esfuerzo de empujar la puerta.

El otro se aprovecha de la duda y se prepara desde el asiento junto a la ventanilla. Yo ya conozco su método. Mira un rato hacia afuera, como el que no desea la charla, y después gira para decir algo, una frase que masticó por años, un pensamiento que le roba al barrecaños dos filas adelante, lo que sea. No discrimina. Es efectiva por la indiferencia que le imprime, esa maña para hacerle entender que no le importa lo que ella diga.

Yo me asomo por los ventanales de la cocina, buscando un gesto que la delate. Me estiro para verla mejor, de puntillas sobre la mesa de roble, y tal vez ese dedo arreglando la ceja, ese tic infantil de recogerse el pelo. Pero ¿cómo saber? Es más fácil seguir corriendo, las medias resbalan bien sobre el piso de madera y no la veo desde los pasillos de atrás. Todavía me tienta empujar la puerta, dar el paso afuera, saber si el viento sigue ahí. Ella ahora me sabe existente y me duele como punzadas, abajo de la axila.

El viejo que estaba al lado del otro saca su bastón de marfil y se baja. Ella ocupa su lugar, del lado del pasillo, con los libros en el regazo y la sombrilla púrpura en el suelo. El otro está ocupado contando abetos por la ventana o imaginando una pirámide de fósforos. Se lo dice a ella (la línea trabajadísima). Ella procesa cada palabra y da el veredicto: “Yo la imagino con lápices rojos”. Sonríen.

Esto de la timidez es como el estornudo que no sale aunque se espere. A veces solo queda tirarse en los bancos de la cocina, desarmarse al lado del fogón, esconderse de los ventanales. Desde acá adentro la veo. Siento su brazo moverse sobre mi mano, sus pelos diminutos jugando a las cosquillas. Lo peor es no poder ocultarse, saber esa caricia absurda aunque me pierda en los pasillos del fondo, escuchar su respiración nerviosa. No entiende mi silencio.

El otro me aparte y acude. Esboza una sonrisa, la deja temblando unos segundos para que ella sepa. Retoma los lápices rojos y los fósforos, y juega con ellos hasta confundirlos. Ella toma un lápiz para encender su cigarro y el otro le ríe la gracia. Así pasan unos minutos. Tienen habilidad. Se escurren por temas imposibles: los dentistas, novelas de bazar, las piedras redondas. El otro sí sabe cómo.

Ya no quiero jugar. Sus enormes ojos azules me estudian a través de los ventanales y mi cocina se hace más pequeña. Corro por la casa otra vez, pero sigue su voz en el fondo. Dice algo como “Hablá” y me toca, porque se lo debo al otro. Llego hasta la cocina, empujo la puerta y doy un paso afuera, decidido a hacerlo. Pero caigo en un charco enorme, redondo y horrible. La media se moja, me pesa y siento náusea. Doy un portazo y huyo al pasillo más lejano, a llorar por mi pie empapado.

Ella ya tiene que irse y se cansó. El otro entra de relevo, pero tarde. Ya se va bajando ella por la puerta trasera, en la parada del Correo. Yo sigo enrollado en mi desesperación, en mi asco hacia la media. Por la puerta trasera, todavía abierta, entra indiscreto el viento y penetra por los huecos del zapato. Está frío.

El otro se frota duro las manos y dice: “Se me están congelando los pies”.

4 comentarios:

Ching dijo...

Mae lo entendí la primera vez pero lo tuve que leer 2 veces para captarlo bien bien!!

Esta muy bueno, tiene un excelente manejo de simbolos metafóricos

Es bastante mental... es interesante cómo se desarrolla el interior del personaje. Uno de sus mejores trabajos

Genial!

Neto dijo...

irene yo y mi otro yo fue lo primero q pense jaja y digamos q me imagine su cocina con las ventanas y todo pero bno algo q me llamo la atencion fue el viento, q me parecio q podria simbolizar la sensación de vacio que habia estado asechando por dentro y por fuera. esa sensacion a la que el binomio se estaba exponiendo cuando se dirigia a la dueña de esos ojos azules,sensacion de frio como ud dice, que al final sufren los dos por la torpeza de las medias q son la timidez que lleva inherente el de adentro jaja por hablar paja eso me parecio... me gusto bastante mae jaja creo q se fumo algo antes de escribir eso pero bno a fin de cuentas esta muy bno felicidades

Warren/Literófilo dijo...

Acá estoy...Mae interesante, tenés una prosa poetica, y entretenida, me gusta esa capacidad de ambientar y desarrollar a lo largo de un texto tan corto algo interesante, el cuento está bien, pero comot e he dicho ahora lo que queda es bretear y duro y leer y escribir leer y escribir, así es.

Anónimo dijo...

Muy bueno, simplemente genial... No puede uno (macho, masculino, varón) dejar de verse en ese espejo de la timidez...

Por favor, Diego, seguí escribiendo.