Advertencia

"Las personas que intenten descubrir motivo en esta narración serán enjuiciadas; las personas que intenten hallarle moraleja, serán desterradas; las personas que intenten hallarle una trama, serán fusiladas. "
Mark Twain

miércoles, 11 de marzo de 2009

Alfredo Betoni

Un martes de febrero, a media tarde, Alfredo Betoni se encontró, por primera vez en sus diecinueve años de vida, pensando como un adulto.
La situación pintaba fácil. Mauricio no abría la puerta de la casa, dos pisos y pisos de maderas finas, recién comprada hacía ocho meses. Chiflidos primero. Luego unos gritos discrtos, es que doña Lorena está dormida mae, me dijo Mau cuando lo llamé. Gerardo, gorra negra para atrás, metro ochenta y mucho, se cansó.
Traían arroz cantonés recién comprado, el chino del barrio vendía barato, Nos echa rata el cabrón decía Gerardo, con más vuelto del esperado. Pero alimenta. Y se enfriaba. Mae Mauricio debe estar cagando, Usted cree, Claro mae, hemos gritado y chiflado como locos, nos hubiera oído, Y si se rulió, No, el mae se despierta con cualquier ruido, Que picha entonces.
Las ventanas del primer piso prometían. Había una con un ancho particularmente generoso que llegaba al patio de pilas. Era un salto pequeño, fácil. Demasiado fácil, Tiene razón mae, démole por esa palmera, Uy mae, promete seriamente, Pero ese va a estar duro, Va a acular, Usted cree.
Alfredo era más fuerte. Entonces agarró dos troncos de las palmeras, se balanceó, las vio medio enclencles y ahí mismo se bajó. Murmuró cualquier cosa. Pegó un par de gritos, Mauricio güevón que nos abrás. Y la ventana cerrada, el llavín trancado y la casa como burlándose.
Gerardo comenzó a subir por las palmeras. Era más alto, pero más flaco y debilucho. A medio camino se quedó pegado, riéndose como desquiciado. Mae, me voy jaja, ayúdeme Alfredo mae, me caigo. Alfredo le ofreció sus manos para que apoyara los pies y de pronto Gerardo se encontró sobre el techo del garaje. Con los gritos, finalmente el hermano menor de Mauricio abrió la puerta, Maes que están haciendo, Estudiando álgebra lineal mae, qué parece, Mae di, porque no tocaron la puerta en vez de subirse al techo, Puta, no se nos ocurrió, que vivo este chavalo, que oportuno.
Pasó Alfredo. Gerardo tenía que entrar por la ventana del baño de la hermana de Mauricio. Déjeme entrar, No, porqué esta en mi baño, Es que me subí al techo porque Maur, No me importa, allá usted. Una negociación rápida entre los tres, el hermanillo de testigo y Mauricio que de hecho salía del baño. Se pactó la liberación, un par de comentarios burlones y a comerse el chino.
A media comida, Gerardo preguntó, Mae que inútil usted, cómo no pudo subir, Mae fue como que no me pareció la idea, Por qué. Alfredo pensó en caídas de espaldas, batas azules de hospitales, pequeñas agujas en las venas de su brazo izquierdo, una piedra esperándolo en el suelo y la palmera que se rompe. Así lo dijo.
Los dos eran niños en cuerpo de adultos. Jugaban todavía con espadas de cartón, adictos a las películas de naves espaciales y caballeros honorables, despreocupados y libres.
Gerardo removió el arroz con el tenedor y dijo, Mae, pensó como adulto.
Alfredo se dio cuenta y, deprimido, volvió al arroz y para su sorpresa, se dio cuenta que podía distinguir el cerdo y la res de las carnes de procedencia dudosa.

1 comentario:

Ching dijo...

Fuck mae nos estamos haciendo viejos...¡QUE PICHA! jajajaja

mae tercer parrafo... cuidado... muchas rimas para ser prosa sentí.