Señorita,
le voy a contar un secreto minúsculo,
pero tiene que prometerme silencio.
Yo la quiero.
Llanamente.
No sé si se habrá dado cuenta,
pero usted me gusta
y la quiero hacer reír.
Nada pomposo,
recoger sonrisas tras sus orejas
y colgarlas entre mis ojos.
O escucharla hablar con su voz
tímida y morena,
su voz cortada como la de una niña,
pero que encuentro maravillosa.
De veras sí.
Quiero tomarle una mano
y decirle: te quiero,
que linda estás,
te quiero,
como el maestro Mario.
Pero sin necesidad de robles
o jardines.
Puede ser un parque insípido
o una banca en la universidad.
Con que usted esté me basta.
Pero por ahora, señorita,
me conformo con tomarle la mano
y decirle:
abramos la caja, veamos el gato.
Tal vez,
para comenzar.
Advertencia
"Las personas que intenten descubrir motivo en esta narración serán enjuiciadas; las personas que intenten hallarle moraleja, serán desterradas; las personas que intenten hallarle una trama, serán fusiladas. "
Mark Twain
Mark Twain
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario