"¡Pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar ¡pierden el tiempo"Oliverio Girondo
No creo que sea la sonrisa, o las pestañas de tulipán marino. Descarto también las curvas, los bocetos de verbos como aspirar y entablar que te nacen al borde de la oreja o la osadía de tus manos de obrera de tiempos bíblicos. Tachemos también uno o dos besos, no todos.
Hilando más fino podemos deshilachar una o dos medias alegres y tus pantalones de cortar pedacitos de edificios. La manía por coleccionar aretes y (maravillosos) lipsticks. Ni son treinta y resto de álbumes en un www azulinado o una cajita de secretos de otro triple-doble-uve. No señalo nada de eso.
Paréntesis formal. Otros elementos de la lista que llegué a cruzar con una raya negra y gruesa: semillas cósmicas en opalina, un balcón mítico y la negra alfombra que domina, filmes, pérdida de memoria a corto plazo, Concha Buika, mango cele por la mañana y pasta por la noche, ojos cavados en agua y viento, ocho botones de flor anónima sobre una botella azul. Cierra paréntesis formal.
Yo rompo y rompo. Quebré un futuro par de patines, como una alcancía. Vacío. Es bueno eso de encontrar el lomo de tu hombro inhabitado, la cuenca de tu respiración agotada, dos manos abiertas y desiertas, como la superficie del hielo. Me desprendo. Tacho (no Somoza) con gusto.
Al final quedás vos, sentada a mi lado, luchando a mano limpia contra el tiempo, aferrada a un trozo viejo de madera de balsa para no ahogarte. Entonces me convenzo: ahí estás vos. A mi lado, alada.
Y es mejor así, sin interferencia.
2 comentarios:
hermoso =)
:O
perfecto!
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