El momento más peligroso en la vida de un hombre es cuando olvida a qué sonaba la menta. Hace un par de martes, la palabra paquidermo era una anécdota y las 48 eran una regla irrompible. Ahora me deleito con el sonido de ese duendecillo de porcelana al quebrarse.
Yo me tropiezo con Matilde una vez cada cuatro o cinco vidas, en las formas más elementales. En 1876 era una sombrilla púrpura recostada en un ventanal de Londres, con ojos de demasiada lluvia y poca arena. En 1913 la vi respirando entre tantos gatos como ella, la gata suprema, la prima felina. Hace exactamente 47 años, 2 meses y 10 días, era una peregrina cabizbaja entre las calles de ladrillos de Irlanda.
Cuando una bombilla se quema durante la tarde, es imposible notarlo hasta que caiga la noche. Entonces toca cambiarla. La maravilla de los números negativos es que nos permite continuar el camino que hemos desandado y comenzar de cero. Entonces todos los días son martes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario