Advertencia

"Las personas que intenten descubrir motivo en esta narración serán enjuiciadas; las personas que intenten hallarle moraleja, serán desterradas; las personas que intenten hallarle una trama, serán fusiladas. "
Mark Twain

miércoles, 20 de mayo de 2009

El Poeta

Hace unos meses yo dije,
muy orondo y muy seguro,
que ya no era poeta.
Entonces empecé a garabatear prositas
y embriones de cuentos
que dejaba venteándose en los balcones
hasta muy entrada la noche.

Pero usted, señorita,
me hace sentir poeta.

No porque tire versos
y cite a Benedetti o
parafrasee a Neruda,
sino porque me agarra un latido raro-
un ladrido raro?-
como trenes que chocan
entre el hígado y
el riñón izquierdo.
Disculpe si no me cree, pero me asusto.

Aprendí mis Lecciones, señorita.
Perdone mi necedad,
pero yo casi no la veo.
Dos miradas por semana, acaso,
y rendirlas hasta el próximo martes
porque solo eso va a tener.

Pretender que eso se quede
en uno ochenta y setenta kilos
es querer soñar.
Acá adentro no cabe.
Y supongo que es normal que uno crea
que puede berrear y llorar y escupir versos
y sentirse poeta y pensar que así lo va a arreglar.

Yo era un pobre diablo
y usted me alegró un par de semanas.
Claro, no me dijo nada, yo sé.
Pero ahí estaba, martes y viernes,
inmóvil ojo verde
que me daba ánimo para unos días más.

Señorita,
se me gastó la espera
y la esperanza.
Y perdone el lugar común,
pero dejó sin palabras a este pobre poeta.

Secreteando

Señorita,
le voy a contar un secreto minúsculo,
pero tiene que prometerme silencio.

Yo la quiero.
Llanamente.
No sé si se habrá dado cuenta,
pero usted me gusta
y la quiero hacer reír.

Nada pomposo,
recoger sonrisas tras sus orejas
y colgarlas entre mis ojos.
O escucharla hablar con su voz
tímida y morena,
su voz cortada como la de una niña,
pero que encuentro maravillosa.
De veras sí.

Quiero tomarle una mano
y decirle: te quiero,
que linda estás,
te quiero,
como el maestro Mario.
Pero sin necesidad de robles
o jardines.
Puede ser un parque insípido
o una banca en la universidad.
Con que usted esté me basta.

Pero por ahora, señorita,
me conformo con tomarle la mano
y decirle:
abramos la caja, veamos el gato.
Tal vez,
para comenzar.

jueves, 14 de mayo de 2009

Lección Final

"Be yourself no matter what they say"
Sting
Recapitulemos.

Lección Número Uno: No muestre el hambre y el Gato de Schrödinger.
Lección Número Dos: El Ping Pong tiene sus reglas. No le pegue a la bola a loco.
Lección Número Tres: No textee.
Lección Número Cuatro: Saque callo.
Lección Número Cinco: Lea las instrucciones antes de abrir el empaque.
Lección Número Seis: Sea usted.

Mostrar el hambre es de mal gusto chavalo. Pero siempre en algún momento vamos a tener que abrir la tapa a ver si el gato cabrón está vivo o muerto. La vara es ser usted. Lea las instrucciones antes de tocar la cajita del gato, pero si ya se metió con la caja, recuerde que el Ping Pong tiene reglas que todo mortal debe seguir (eximo de esto a los semidioses con el mundo a sus pies). No se embarque, mejor no textee y todos felices. Y al final, si el veneno estalló y el gato colgó los tenis, recuerde que un buen callo no daña a nadie.

Feliz día del Mango.

Lección Número Seis

Sea usted. Se lo juro que es el mejor truco de todos.

Sea seguro. Proyecte seguridad. Y Felicidad. Si no tiene, vaya a Hipermás y se compra un frasquito, me han dicho que no son muy caros. Si lo ven feliz con su vida, sin necesidad de alguien o algo más para estar en todas, usted ya pegó la lotería.

No juegue de chiva, eso no promete.

Lección Número Cinco

Lea las instrucciones antes de abrir el empaque. Esto se aplica para todo: carritos armables, spaguetti en salsa de tocino que comerá en el campamento, esos pequeños caminos que uno toma para apartarse de la OP. Tirarse de cara no promete (no, de culo tampoco). Agárrese fuerte fuerte fuerte al arnés, revise el paracaídas de emergencias y lleve un botíquin, por aquello de las dudas. Yo empacaría también un manual de supervivencia, nunca sobra.

La vara es que se prepare antes de asomarse. Yo conocía un chavalo que decía: "Mae, yo no creo en señales, levanto la piedra y si está, está. Si no, no". No era conochedor el mae ese. Uno primero debe hacer un estudio morofosintántico-geológico-antrosemántico de la situación, a ver si se presta para tirarse al agua. Después usar termómetros, barímetros, decímetros y todos los otros "...metros" para tener datos más precisos. Una veleta caería bien.

Pero lo más importante es leer la letra pequeña en la etiqueta, al lado del logo. Usted no puede irse a china sin aprender mandarín, sin leer kilómetros de líneas acerca de su cultura milenaria, sus dragones semidormidos y el grillito acosador. Lea, trague, interiorice y después dele viaje.

lunes, 4 de mayo de 2009

Amoratado

Yo me quito una prenda,
y me quito otra
y otra
y
quedo totalmente desnudo.

Entonces empiezo a vestirte,
a engalanarte con mis camisas abotonadas
y las botas que recién compré.
Me tiendo a pedazos entre tus ojos,
sobre tu mejilla arenosa,
en los rincones ocultos de la rodilla.

Te cubro.
Te adoro.
Pero no soy (para vos).
No existe lo que no se sabe,
y vos no me sabés,
no entendés mis ropajes maravillosos,
mis milagros a doble costura
sobre tus hombros.

Y yo quedo tendido,
desnudo,
solitariamente irrepetible.
Idiota. Soñador.
Invisible.

Solitario,
con el morete del patadón,
que nadie me dio.

Lección Número Cuatro

Saque callo. Me lo dijo una vez Young Maste Raymon (cuando todavía era Lord Raymon, pero por esa temporada se ganó el Maste) y se los digo, porque de veras.

"Mae, usted lo que tiene que hacer es sacar callo. Si lo patean o le dan pelota, eso vale. Pero saque callo y va a ver como al rato ni siente las patadas". Sabio Raymon

Y de veras. Saque callo, papito. Porque es lo único que lo protege de despicharse contra el mundo. Bienvenido a la Tierra.

PD: De veras, saque callo. Fosho

Lección Número Tres

No textee. Por lo que más quiera mijo, no mande mensajes de texto. Se lo digo, se va a joder si sigue de majadero con eso. En el segundo exacto en que le sale el eterno "Mensaje Enviado"comienza la rebelión de la fauna estomacal. Usted perdió. Y le voy a decir por qué: Usted mandó (claro, suena cursi, pero cómo explicarlo de otro modo?) un pedazo de su corazón con ese reguero de bits inalámbricos hacia unas torres muy grises y muy altas que se lo van a mandar a ella. Y si nunca regresa el mensaje, usted mamó.

(Don't drink and text, dijo MangaGüevo) No textee, me dijo ElQueSabe. Digamos, en un caso absurdamente hipotético con matices de fantasía tolkeniana, que regresa. Que usted recupere ese trozo suyo, ese famoso "Cómo me la trato el finde?" que había mandado hace un par de horas y que nunca le ha servido, digamos que ella le responde. Y ahora qué? Ya se embarcó. Ahora tiene, a güevo, que mandarle otra crónica de su fin de su fin de semana en 180 caracteres (ojalá menos). Y siga dando vueltas. Usted sabe aquello de mostrar hunger.

Yo propongo que todos los celulares del mundo tengan una etiqueta, de esas que tienen los cigarros y las botellas de licor, que diga algo como: "El uso de este dispositivo en rituales de apareamiento puede ser nocivo para la salud".

Pero usted ya mandó el mensaje verdad? No me escuchó? Perfecto.

Se lo resumo? Mamó.